jueves, 4 de marzo de 2010

Diferentes puntos de vista sobre el Radicalismo

Por Félix Luna:

Tener un partido como la UCR es un lujo. Ningún país de América latina y muy pocos en el mundo pueden jactarse de contar, dentro de su espectro político, con un partido cuya antigüedad de más de cien años exhiba una continuidad tan impresionante. Una fuerza así, que ha sido mayoritaria otrora y todavía atesora un significativo caudal de voluntades, que practica una cierta democracia interna y está organizado hasta en el último pueblo del país, constituye un importantísimo factor de estabilidad institucional y un canal insustituible de pacíficas transferencias de valores políticos. En su momento, el radicalismo planteó un objetivo nacional de máxima prioridad -la soberanía popular a través del voto-, aceleró una profunda transformación de la realidad política y social argentina, y marcó rumbos trascendentes a través de los gobiernos de Yrigoyen. En 1946 comprobó con dolorida sorpresa que le habían hurtado esa virtud mayoritaria que era, desde 1916, el valor más estimulante de su espíritu: en realidad, estaba pagando los errores y pecados de la década anterior, cuando su conducción aceptó convertirse en cómplice vergonzante del régimen concordancista. A partir de 1946 empieza la rectificación manejada por el Movimiento de Intransigencia y Renovación, que transforma la fisonomía y el contenido del viejo partido de Alem. Y aquí empieza su gloria y su drama.

Ricardo Balbín (declaración en Radio El Mundo, 15 de febrero de 1957):

"Para los radicales el pueblo no es algo que se mire, se valore y se proteja como exterioridad; el pueblo somos nosotros mismos, esa totalidad que sufre y sueña, que protagoniza su quehacer y su destino en cuya entraña sentimos, pensamos y vivimos, sin retacear problemas colectivos. Nunca aprendimos a trepar para contemplarlo desde arriba y dejarle caer frases tutelares, sentimientos de amparo y protección. El pueblo es para nosotros, sujeto de la contingencia creadora en cuyo nudo dramático estamos todos apretados, y no objeto de una terapéutica concebida desde observatorios, formulada desde gabinetes, engendrada, en suma, fuera de su matriz histórica. Lo que no haga el pueblo no se hará por él; lo que el pueblo no diga no se dirá por su cuenta..." ()

Dr. ANSELMO MARINI(Ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires:

"El radicalismo tiene que volver a sus fuentes, que siempre estuvieron amparadas por lo que Yrigoyen define como su idea moral. El partido puede cambiar su esencia sobre la base de la frustración y los desengaños. Se hizo muy fuerte la defensa de sus ideales, tuvo casi un sentido religioso. Por ello los radicales nos llamamos correligionarios, participantes de una verdadera religión, que es la religión de la ética, de la política limpia, de la política moral. El radicalismo tiene esos principios como base fundamental"

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